A lo largo de la historia, la seguridad industrial ha sufrido una serie de cambios que han ido permitiendo su adaptación según la época y el grado de innovación y evolución de la tecnología. Cabe destacar que se trata de un concepto ampliamente regulado y asimilado por las sociedades avanzadas, una normativa inherente de la actividad empresarial que debe garantizar a los trabajadores el correcto uso de la maquinaria, un equipo de protección individual o los pasos a seguir en caso emergencias.
También hace hincapié en el mantenimiento de buenos hábitos, como el orden y la limpieza del puesto de trabajo, guardar y recoger herramientas después de utilizarlas y el conocimiento de causas y medidas preventivas contra accidentes. En este sentido, resulta muy importante conocer y definir cuáles son los escenarios de riesgo y tener un protocolo de acción previamente establecido, a fin de saber dar respuestas inmediatas.
La aplicación de las garantías en seguridad industrial en España, está regulada por la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales. El obligado cumplimiento de la normativa, mediante un seguimiento programado por técnicos especializados, ha permitido la mejora y el sustento de buenas condiciones laborales. También ha establecido una reciprocidad entre la productividad de las empresas y la investigación de nuevas tecnologías, permitiendo grandes avances en el desarrollo informático y diseño de maquinaria, lo que deriva en modelos de gestión cada vez más seguros. De hecho, actualmente ya existe una filosofía empresarial adaptada que aplica los principios de calidad a una gestión integrada de la seguridad, permitiendo la mejora de programas y sistemas de desarrollo.
Toda la regulación existente permite que la innovación fluya y sea un pilar donde se apoya el progreso y el avance de la tecnología. A su vez, ambos son factores clave para una seguridad industrial que repercute en favor de trabajadores y empresarios.
