La maquinaria industrial avanza al ritmo de la innovación tecnológica. En este sentido, la maquinaria de demolición no supone una excepción y el robot ERO constituye un invento que aúna funcionalidad demoledora y una gran eficiencia energética.
Cabe señalar que cualquier proceso de demolición implica, aparte de escrupulosas medidas de seguridad, una diversidad de tareas para garantizar el éxito de la empresa. Conforme se van derribando materiales, ha de procederse a apartarlos para poder continuar con las demoliciones y las mangueras han de verter agua para que no se eleven las nubes de polvo.
La invención del robot ERO racionaliza recursos en los derribos, ya que está en condiciones de triturar el hormigón, sin generar nubes de polvo ni residuos. Su utilidad parte de su inteligencia estratégica, mediante la que analiza cómo abordar el derribo del edificio, en función de la estructura. De esta manera, tiene capacidad para separar las barras metálicas de refuerzo del hormigón armado. Por lo tanto, puede pulverizar, succionar y reciclar el hormigón e, incluso, alternar entre la fase de pulverización y la de deconstrucción.
Mientras que el proceso de separación y transporte de residuos de demolición implicaba una inversión de tiempo y fondos en diversos recambios de maquinaria, gracias al ERO se automatizan el triturado y el reciclaje de los residuos. Guarda la arena, el cemento y los agregados en diferentes compartimentos, de forma que posteriormente se podrán reutilizar.
Por otra parte, se evita la contaminación asociada al aparatoso transporte de residuos a las plantas de tratamiento. Asimismo, el ERO funciona mediante electricidad y, paralelamente a la succión de su aspiradora con un tubo, el movimiento del aire produce electricidad que podrá reutilizar el sistema del robot.
En conclusión, el robot ERO aporta ventajas a las empresas de demolición, tanto en los costes como en la calidad del trabajo.