La innovación tecnológica se encuentra íntimamente vinculada a los avances en materia de comunicación interna. De hecho, no resulta extraño que, de las invenciones surgidas en el sector de la maquinaria industrial (maquinaria de demolición y recambios de maquinaria, por ejemplo), se hayan podido extraer beneficios para la comunicación interna. El caso de Internet, nacido por necesidades de defensa militar, supone un progreso de origen similar.
El terreno de la comunicación interna pasa por una etapa de constante experimentación y mejoras. Se trata de un ámbito que evoluciona gracias a la investigación científica y el uso de herramientas de tecnología social, pero, especialmente, mediante la interacción entre los miembros de una organización.
La comunicación interna, en la línea del resto de innovaciones tecnológicas, supone un conocimiento incremental, pero también posee un indudable valor de mercado. En este sentido, no sorprende que las empresas, además de las instituciones públicas, constituyan sus principales beneficiarias.
Previamente a la implementación de una estrategia o plan de comunicación interno, se impone la necesidad de un análisis concienzudo de la organización en cuestión y su ambiente circundante. Esta evaluación se basa en aspectos como la experiencia previa en casos similares, el marco normativo y legal del ámbito concreto, los actores indispensables y los medios de canalización y gestión de la participación en el proceso comunicativo.
A la hora de testar las intervenciones en comunicación interna, se parte de una revisión de determinados tópicos y se potencian las habilidades sociales de los trabajadores y las prácticas saludables que han de regir su actividad. Por otra parte, la introducción de equipamientos tecnológicos y herramientas online (Internet, cloud computing, etc.) resultará imprescindible para el éxito de la empresa. La articulación de buzones de sugerencias interactivos supone únicamente un ejemplo de estas potencialidades.
En definitiva, comunicación interna e innovación tecnológica se retroalimentan para beneficio de empresas públicas y privadas.