Las nevadas pueden generar graves problemas de incomunicación. Las máquinas quitanieves, por su parte, tienen su origen en la innovación tecnológica auspiciada desde el sector de la maquinaria industrial para paliar estos inconvenientes.
Desde tiempos remotos ha existido la necesidad de abrirse camino a través de la nieve para mitigar los efectos del frío. La primera invención mecanizada que ideó el hombre para despejar la nieve durante el siglo XIX consistió en acoplar aperos y cuchillas de arado a los tiros de caballos.
Sin embargo, la gran mejoría en este campo se produjo con la emergencia de los vehículos a motor. Desde 1913 se usaba en Estados Unidos una pala quitanieves creada expresamente para vehículos motorizados. A partir de los años veinte del pasado siglo, Good Road Company, en la línea de una empresa dedicada también a los recambios de maquinaria y la maquinaria de demolición, proveía de estos recursos a los ciudadanos estadounidenses y se encargaba del servicio de limpieza neoyorquino. Se había dado el salto de la madera y la tracción animal, al acero y la innovación tecnológica.
Los hermanos noruegos Hans y Even Veraasen fabricaron en 1923 una de las primeras máquinas quitanieves para coches. La referencia a quitanieves puede señalar tanto el dispositivo que elimina la nieve de los caminos como el vehículo destinado a tal fin. Este ensamblaje se adapta a las necesidades de cada tipo de vía y puede ser usado también en aeropuertos o por ferrocarriles.
Por otro lado, en el prolífico anecdotario de las quitanieves destaca, por ejemplo, la compra por parte del gobierno castrista durante los pasados sesenta de una partida de estas máquinas al régimen soviético para competir con los Estados Unidos en el orden tecnológico.
En definitiva, una maquinaria industrial en constante innovación y de la que difícilmente puede prescindirse en ciertas zonas.
